En la vida empresarial tenemos asegurados cambios que vendrán cuando menos los esperemos, pero los cambios no siempre son una fuente de estrés, aunque pueden ser generadores de este cuando no son manejados de la manera correcta.
Lo único cierto y presente es que el cambio es constante. Cuando estamos acostumbrados a una manera de pensar y de ejecutar nuestro ambiente, podemos quedarnos atascados y el mundo a nuestro alrededor seguirá avanzando y mejorando. Lo mejor para evitar esto es reconocer que siempre habrá una necesidad para el cambio y dejar una puerta abierta para este dentro de nuestra mentalidad, de tal manera que no nos sorprenda cuando esté presente.
Debes recordar que tu equipo tomará la perspectiva que tú como cabeza del equipo tomes, tienes la capacidad de influenciar su mentalidad al afrontar el cambio, así que, toma en cuenta esto al comunicar cada meta.
La comunicación que mantienes con tu equipo es base para transformar los momentos de cambio en oportunidades para crear vínculos laborales fuertes. Al momento de comunicar las metas, hazlo de forma clara, si bien no todos los cambios son malos, estos son momentos de confusión y hay mayores puertas abiertas al error; estas puedes cerrarlas al mantener una conversación abierta.
Es en los momentos de cambio que se forman los liderazgos fuertes. Cuando mantienes esa mentalidad podrás sobrevivir los cambios con ases, no solo saldrás con un equipo más fuerte, sino que avanzarás en la efectividad de tu equipo de trabajo.
¡Recuerda!